Desde niños, nos enseñan que tenemos que hacer méritos para obtener lo que deseamos. “Pórtate bien y te llevo”, “Organiza tu cuarto y te compro el juguete” …
Por eso, quizás, cuando somos adultos tenemos tan arraigada la idea de que debemos esperar que la vida nos dé aquello que merecemos. Muchas veces, sin embargo, nunca llega.
A lo largo de mi vida y a través de los negocios, aprendí, más bien, que la vida pone a tu alcance, a tu disposición, todo lo que tú deseas. Y te lo da, efectivamente, aunque creas que no te lo merezcas.
Es como cuando llegas al comedor de un restaurante y ves el bufet: una gran cantidad y variedad de alimentos, entradas, platos fuertes, postres, acompañamientos y bebidas.
Están ahí, a tu alcance, a tu disposición, y puede tomar lo que quieras, cuanto quieras. Y puedes aprovisionarte más de una vez, si quieres. El menú y el límite lo impones tú.
No esperes que la vida te dé lo que mereces: ve, búscalo, tómalo, porque está ahí para ti, a tu alcance, a tu disposición. Y, créeme, esta es una premisa que se aplica a cualquier situación.
Como, por ejemplo, garantizar tu bienestar y el de tu familia. Es una de tus principales preocupaciones, ¿cierto? Lo tienes al alcance de la mano, a tu disposición, pero no lo tomas.
Me refiero, específicamente, a la oportunidad que representa convertirte en miembro de la comunidad de Lagunita Frutilla, un mundo de privilegios que está a tu alcance, a tu disposición.
¿Por qué no lo tomas? ¿Crees que no lo mereces? Paz, tranquilidad, contacto con la naturaleza, seguridad, espacio al aire libre para realizar distintas actividades, en fin. ¿Por qué no lo tomas?
En algún punto del camino, cuando entendí que me merezco todo lo bueno que la vida pone a mi alcance, que tiene a mi disposición, comencé a recibir y a disfrutar las más grandes bendiciones.
Con el equipo de trabajo que me respalda, esta es la filosofía que ponemos en práctica en cada uno de los proyectos: es el escenario de la vida que nuestros clientes se merecen.
Por eso, nos esmeramos para cumplir nuestra promesa, nos preocupamos por los detalles y, en especial, no escatimamos esfuerzos para brindarte más de lo que te ofrecimos.
No es un eslogan comercial o algo por el estilo, sino algo que, créeme, me sale del corazón: Lagunita Frutillar es justo lo que tú y tu familia se merecen. Y está a tu alcance, a tu disposición.
Te mando un fuerte abrazo.
Recuerda, que la amenaza invisible todavía está con nosotros. Por favor, cuídate y cuida de los tuyos.
Rodrigo Chicharro